Me encuentro haciendo esta
práctica el día 13 de marzo de 2020, en medio de unos días algo convulsos. En
este trimestre, además, me incorporé al trabajo tras mi permiso por maternidad.
Y ha sido este el momento en el que he debido sentarme a reflexionar sobre mi
práctica educativa, algo que todos sabemos que es esencial pero que pocas veces
encontramos un hueco para ello.
En el curso que estamos
realizando se nos pide hablar de varios aspectos, entre ellos tres aspectos de
nuestra práctica docente que nos gustaría mejorar. Como soy bastante crítica, y
más aún conmigo misma, me resulta fácil mencionarlos:
Lo primero que se me ocurre es la
evaluación. Siempre rellenamos este
apartado en las programaciones didácticas anuales con una bonita teoría, pero
en muchas ocasiones y por diferentes motivos no la cumplimos (porque no es
realista, porque no se corresponde con la realidad de tu aula...) En mi caso,
tengo muy claro lo que mejoraría en este amplio aspecto de mi metodología:
llevar a cabo una planificación más minuciosa y reflexionada sobre la
evaluación, siendo su objetivo determinar de forma real qué, cómo y cuándo
evaluar. Determinar de forma clara los instrumentos que emplear para la evaluación
de cada criterio de evaluación. E incluir la auto-evaluación y la co-evaluación
así como la evaluación de mi propia labor docente.
Otro aspecto que me encantaría
desarrollar es el ABP (Aprendizaje
Basado en Proyectos). En mi experiencia, se suele contemplar como una idea
interesante pero utópica. Será porque requiere formación, organización y
colaboración entre docentes (en definitiva, mucho tiempo que no siempre
encontramos). En el presente curso escolar tengo la suerte de poder estar
formándome en ABP mediante un Grupo de Trabajo en mi centro escolar, donde
estamos empezando a diseñar e implementar proyectos. Espero que estemos
sentando las bases de lo que me gustaría llevar a cabo: una enseñanza más
motivadora, más funcional y práctica, que parta de los intereses del alumnado y
en el que este tenga mucho más que aportar.
Y unido a lo anterior se me
ocurre que me gustaría contar con muchos más recursos de los que ya conozco. Creo que son imprescindibles para
ofrecer actividades variadas y ajustarse a todos los estilos de aprendizaje,
entre otros muchos aspectos. Y entre estos recursos que me gustaría ir
reuniendo, destacaría la infinidad de posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías. No solo por lo
mencionado en cuanto a los recursos en general, sino porque además el alumnado
necesita desarrollar su competencia digital y es en el aula donde podemos
ofrecerle la oportunidad de ello.
En cuanto a los obstáculos que
puedo encontrar para un desarrollo lo más satisfactorio posible de mi labor
docente, destacaría en primer lugar la falta
de tiempo. Se trata de algo más personal que laboral, principalmente por el
hecho de haber sido madre hace menos de un año y, ¿por qué no admitirlo?, por
cierta falta de organización. Y soy consciente de que esto a veces me limita a
la hora de buscar recursos más novedosos o desarrollar proyectos, así como para
sentarme a reflexionar sobre cualquier aspecto.
Y por otro lado se me ocurre como
aspecto obstaculizador la inestabilidad
que la Educación Primaria sufre. Un claro ejemplo: hace pocos años se apostó
desde la legislación por el auge de la
competencia plurilingüe y pluricultural, implantando el idioma francés, que
para el presente curso escolar hubiera estado impartiéndose desde primer ciclo.
Y tras dar la administración los pasos necesarios para ello, lo que hemos
sabido es que para el curso próximo el francés se dará únicamente en tercer
ciclo. Creo que andar lo desandado es un grave error, acarreando una pérdida de
tiempo y esfuerzos a toda la comunidad educativa. Esa es mi opinión como
maestra de francés en Primaria.
Por último, se nos pide comentar
algún aspecto positivo de nuestra práctica educativa. Aprovecho para decir que
es mucho lo que me gusta de ella, modestia aparte: estoy orgullosa de mi
trabajo y lo hago con gusto y entusiasmo.
Esto en sí creo que es algo sumamente positivo y que repercute en la motivación
del alumnado, y por ende en su aprendizaje. En mi experiencia como maestra he podido
comprobar cómo una buena actitud en el alumnado multiplica las posibilidades de
éxito. Además, estoy convencida de que la
mejor forma de aprender es emocionarse.
Comentarios
Publicar un comentario